14.3.12

Novela - Capitulo 4


Miranda era un pequeño pueblo con un promedio de 80 habitantes. No era fácil acceder a él pero esto no era una molestia para los pueblerinos ya que así había sido pensado por los fundadores. Un largo camino de tierra por donde pudieran transitar carretas y otros vehículos; luego, el camino se estrecha hasta dejar un caminito por donde solo se puede acceder caminando o, en su defecto, en bicicleta. A la izquierda, grandes extensiones de tierra con plantaciones capaces de alimentar al triple de su poblado, y a la derecha, un gran monte de pinos y eucaliptos con un iluminado claro central donde se encuentra la capilla del pueblo. Siguiendo por el camino nos encontramos finalmente con las casas familiares, dispuestas en semicírculo alrededor de un hermoso parque de césped y flores.

A solo kilómetros de distancia se encontraban Paz y Olivia de nuevo viajando, pero ésta vez no estaban solas. Cuando las chicas se disponían a leer una carta que habían encontrado dentro del panteón, junto a dos atrapasueños sobre la tumba de su abuelo, recibieron la llamada de sus padres, diciendo que Ciro no paraba de llorar e intentaba escaparse a toda costa; por lo tanto volvieron y aprovecharon la ocasión para leer la carta junto a sus padres, la cual decía algo así:

“Hace mucho tiempo cuando el mundo era joven, Un viejo líder espiritual estaba en una montaña alta y tuvo una visión. En esa visión Iktomi, el gran maestro de la sabiduría apareció en la forma de una araña y le hablo en un lenguaje sagrado, que solo los líderes espirituales de su comunidad podían entender.

Mientras le hablaba, la araña tomo un aro de sauce, plumas, pelo de caballo, cuentas y ofrendas y empezó a tejer una telaraña.

Habló con el anciano acerca de los círculos de la vida, de como empezamos la vida como bebes y crecemos a la niñez y después a la edad adulta, finalmente nosotros vamos a la ancianidad, donde debemos ser cuidadosos como cuando éramos bebes completando el circulo.
Pero Iktomi, mientras continuaba tejiendo su red, dijo: “en cada tiempo de la vida hay muchas fuerzas, algunas buenas otras malas, si te encuentras en las buenas fuerzas ellas te guiaran en la dirección correcta. Pero si tú escuchas a las fuerzas malas, ellas te lastimaran y te guiaran en la dirección equivocada.
Hay muchas fuerzas y diferentes direcciones y pueden ayudar a interferir con la armonía de la naturaleza.
También con el gran espíritu y sus maravillosas enseñanzas.
Mientras la araña hablaba continuaba entretejiendo su telaraña, empezando de afuera y trabajando hacia el centro.

Cuando Iktomi termino de hablar, le dio al anciano la red y le dijo: ve la telaraña es un circulo perfecto, pero en el centro hay un agujero, usa la telaraña para ayudarte a ti mismo y a tu gente, para alcanzar tus metas y hacer buen uso de las ideas de la gente, sueños y visiones.
Si tu crees en el gran espíritu, la telaraña atrapara tus buenas ideas y las malas se irán por el agujero.
El anciano, le paso su visión a su gente y ahora los indios usan el atrapasueños como la red de su vida.
Este se cuelga arriba de sus camas, en su casa para escudriñar sus sueños y visiones.
Lo bueno de sus sueños es capturado en la telaraña de vida y enviado con ellos, lo malo de sus sueños escapa a través del agujero en el centro de la red y no será más parte de ellos.
Ellos creen que el atrapasueños sostiene el destino de su futuro.

Cuando llegaron a Miranda, ahora acompañadas fielmente por Ciro y luciendo unos hermosos atrapasueños colgando sobre sus pechos, debieron dejar el colectivo al comienzo del monte y continuar el recorrido a pie.
Finalmente el camino desembocó en ese hermoso semicírculo de césped perfecto y flores perennes pero no había nadie allí; o por lo menos eso parecía.
Empezaron a recorrer casa por casa, la mayoría de las puertas y ventanas estaban abiertas. Paz alcanzó a ver que en una de ellas había una pava en el fuego con el agua hirviendo; en otra, el almuerzo estaba servido en la mesa pero no había nadie comiéndolo; detalles qué indicaban que los habitantes no podrían haberse ido muy lejos.
 -Paz ¿No te da un poco de miedo todo esto?- Preguntó Olivia. –Quizás les haya pasado algo.
-Es imposible que les pase algo a todos juntos, debe ser otra cosa, es como si el pueblo estuviera paralizado, como si estuvieran todos en algún lugar.-Supuso la hermana menor.
De repente se escucharon gritos y voces, seguidos de un ferviente aplauso, pero todo muy lejano. Ciro, sin dudarlo, se dirigió corriendo por un estrecho y extenso callejón que había entre dos de las casonas más grandes y antiguas del pueblo. Las hermanas se miraron incrédulas y sin decir una palabra entendieron que debían ir tras él.
Recorrieron varios metros de oscuros y retorcidos pasadizos hasta llegar a un pasillo recto con una cegadora luz al final. Ciro ya las esperaba allí, así que comenzaron a correr hasta llegar a la luz.
No podían creer lo que veían, era un gran anfiteatro natural. La escenografía era un tranquilo arroyo rodeado de juncos y árboles; el sol aportaba los rayos necesarios para crear luces y sombras perfectas. En primer plano había un pequeño escenario donde se encontraba un solo actor en escena, moviéndose enérgicamente, desplazándose por todo el escenario, incluso entre los espectadores que eran alrededor de 50 y estaban sentados en sillas, bancos y banquetas de todo tipo y color.
Se fueron acercando para formar parte del público y se quedaron paradas en la última fila. Fue justo cuando comenzaban a involucrarse en la historia que el actor las vió allí, paradas y destacándose del resto; en ellas se resumía su miedo al futuro y a despegarse de su pasado. Se detuvo en seco y se quedó mirándolas fijamente.
Olivia giró la cabeza para ver si había alguien mas a quién él pudiera estar mirando, pero no encontró a nadie. La expresión del joven se convirtió de incredulidad a una furia contenida y el público comenzó a darse vuelta poco a poco para observar lo mismo que él miraba tan fijamente. Las hermanas quedaron petrificadas cuando comenzó a bajar del escenario con un paso firme y decidido y se dirigió hacia ellas.
-¿Cómo llegaron? ¿Qué hacen acá?- Sentenció el joven, sin darles tiempo a contestar -¡No deberían estar acá! ¡NUNCA TENDRÍAN QUE HABER VENIDO!- Gritó, y desapareció corriendo por el pasadizo cuasi secreto.

6 comentarios:

  1. Mandasela a Cris, te lo pido por favor. Te llenas de guita pibe.

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  2. Te felicito, Bruno! Me encanta la imaginación y la creatividad que tenes :)

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  3. Cada vez me atrapa mas!! Esta buenisima, felicitaciones!! Segui el consejo del anonimo jaja.. MAMA

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  4. seguila, estan muy buena, sos un groso pibe

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  5. Muy linda, la vengo siguiendo desde el primer capitulo. FELICIDADES porque un chico de tu edad estaria preocupado mas por facebook que por leer y tratar de acrecentar sus conocimietos dia a dia. Pueda ser que la termines, pero pese a lo que pase sentite muy satisfecho por lo que haces!

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  6. Gracias a todos :D gracias de verdad

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