Felipe, Juana, Matias, y Ornella estaban con Joaquín jugando en el patio de su casa, cuando a Felipe se le ocurrió armar una nave que viajara en el tiempo; para conocer a los dinosaurios y a la vida en el planeta millones de años atrás.
Se pusieron de acuerdo y cada uno se encargó de recolectar diferentes materiales para armar La mejor nave del tiempo.
Felipe manejaba, Juana y Matias vigilaban la órbita y Ornella con Joaquín gritaban de emoción. El conductor programó la nave; Destino: año cero.
- Allá vamos – gritó emocionado. Pero la nave enloqueció y los llevó directamente al año 3000.
Las chicas gritaban de miedo, y los chicos no gritaban pero no porque no tuvieran miedo, sino porque querían parecer valientes.
La nave tuvo un aterrizaje algo brusco pero, al fin, habían llegado a tierra firme. La primera en bajar fue Juana, seguida por el conductor y los demás.
La tierra allí era muy diferente; nada de plantas ni animales, nada de casas y autos. Parecía un desierto. Y la gente… ¿y la gente? ¡No habia gente! O por lo menos eso creían.
- ¿Qué pasa? ¿Se habrá extinguido la raza humana? – Se preguntaba Felipe.
- No digas tonterías, la raza humana es indestructible- Contestó Ornella.
- ¿Y si tiene razón? ¿Y si nuestros tataranietos no llegaron a disfrutar del mundo?- Se preguntaba preocupada Juanita.
- Dejen de inventar pavadas, no creo que se haya terminado la raza humana- dijo Matias sin quitar su mirada del cielo. Enseguida todos miraron para arriba.
- ¡Gente!- Exclamó Joaquín.
- ¡Civilización!- Gritaron todos.
- Pero… ¿vuelan?
- ¿Flotan?
- ¡Quizás tienen botas voladoras!- Los chicos no entendían nada. ¿ Qué era lo que hacía que las personas se mantuvieran en el cielo?
Los chicos no hacían mas que mirar hacia arriba e inventar diversas posibilidades para poder explicar por qué volaba la gente.
- Bueno, ya es tarde y mañana tenemos que ir al colegio- Dijo Felipe- Vamos.
- Estás inventando excusas para volver porque tenés miedo- Le gritaba Matias burlándose.
- No se ustedes, pero yo me voy- Dijo Felipe muy decidido subiendose a la nave.
- Yo no me voy, me quedaré a vivir acá – Dijo Juanita.
Los chicos subieron a la nave pero las chicas se quedaron afuera.
- ¿Y eso? ¿ Qué es? – Preguntó Juana, mirando a la nada.
- Parece una persona, pero… ¡pensé que todas volaban! – Respondió Ornella.
Mientras ellas discutían lo que veían , con un poco de miedo; los chicos intentaban irse, pero… ¡ La nave no andaba!
- ¡No tenemos nafta! – gritó Felipe preocupado.
- El problema no puede ser la nafta, yo llené el tanque antes de salir- respondió Joaquín.
- Entonces son las baterías- dijo Ornella, que aún observaba atentamente al hombre.
Juana comenzó a llamarlo, haciendo ademanes con las manos.
- ¡Vení amigo! ¡Te necesitamos!
- Se está acercando, está llegando- Informaba Ornella.
- N-e-c-e-s-i-t-a-m-o-s t-u a-y-u-d-a – le decía Juana, en un extraño idioma, al señor.
Ornella fue a llamar a los chicos, y les contó que había una persona en el suelo.
- ¡Es mucho mas grande que nosotros! – comentó Felipe al verlo.
- ¿Hablará Castellano? – preguntó Matias.
Juana abrió el capot de la nave y le dijo al hombre:
- ¡N-o t-i-e-n-e b-a-t-e-r-í-a! A-r-r-e-g-l-a-l-o.
El hombre miró con cara rara a los chicos porque Juanita acompañaba la charla con mímica, y eso le divertía mucho.
Finalmente metió su cabeza en la nave y como por arte de magia, la nave arrancó.
- ¡Nos vamos a casa!- gritó Felipe que hasta el momento no se le había pasado el miedo.
Se subieron corriendo a la nave y se fueron lo mas rápido posible.
- ¡ A casa!- gritaron los cinco a coro.
El viaje de vuelta fue mucho mas tranquilo que el de ida. Cuando llegaron corrieron a besar el pasto, que no existía, corrijo, que no existirá en el año 3.000.
Fin.
Delfina Deltin & Bruno Aschero.