6.12.10

Año 3.000

Felipe, Juana, Matias, y Ornella estaban con Joaquín jugando en el patio de su casa, cuando a Felipe se le ocurrió armar una nave que viajara en el tiempo; para conocer a los dinosaurios y a la vida en el planeta millones de años atrás.

Se pusieron de acuerdo y cada uno se encargó de recolectar diferentes materiales para armar La mejor nave del tiempo.

Felipe manejaba, Juana y Matias vigilaban la órbita y Ornella con Joaquín gritaban de emoción. El conductor programó la nave; Destino: año cero.

- Allá vamos – gritó emocionado. Pero la nave enloqueció y los llevó directamente al año 3000.

Las chicas gritaban de miedo, y los chicos no gritaban pero no porque no tuvieran miedo, sino porque querían parecer valientes.

La nave tuvo un aterrizaje algo brusco pero, al fin, habían llegado a tierra firme. La primera en bajar fue Juana, seguida por el conductor y los demás.

La tierra allí era muy diferente; nada de plantas ni animales, nada de casas y autos. Parecía un desierto. Y la gente… ¿y la gente? ¡No habia gente! O por lo menos eso creían.

- ¿Qué pasa? ¿Se habrá extinguido la raza humana? – Se preguntaba Felipe.

- No digas tonterías, la raza humana es indestructible- Contestó Ornella.

- ¿Y si tiene razón? ¿Y si nuestros tataranietos no llegaron a disfrutar del mundo?- Se preguntaba preocupada Juanita.

- Dejen de inventar pavadas, no creo que se haya terminado la raza humana- dijo Matias sin quitar su mirada del cielo. Enseguida todos miraron para arriba.

- ¡Gente!- Exclamó Joaquín.

- ¡Civilización!- Gritaron todos.

- Pero… ¿vuelan?

- ¿Flotan?

- ¡Quizás tienen botas voladoras!- Los chicos no entendían nada. ¿ Qué era lo que hacía que las personas se mantuvieran en el cielo?

Los chicos no hacían mas que mirar hacia arriba e inventar diversas posibilidades para poder explicar por qué volaba la gente.

- Bueno, ya es tarde y mañana tenemos que ir al colegio- Dijo Felipe- Vamos.

- Estás inventando excusas para volver porque tenés miedo- Le gritaba Matias burlándose.

- No se ustedes, pero yo me voy- Dijo Felipe muy decidido subiendose a la nave.

- Yo no me voy, me quedaré a vivir acá – Dijo Juanita.

Los chicos subieron a la nave pero las chicas se quedaron afuera.

- ¿Y eso? ¿ Qué es? – Preguntó Juana, mirando a la nada.

- Parece una persona, pero… ¡pensé que todas volaban! – Respondió Ornella.

Mientras ellas discutían lo que veían , con un poco de miedo; los chicos intentaban irse, pero… ¡ La nave no andaba!

- ¡No tenemos nafta! – gritó Felipe preocupado.

- El problema no puede ser la nafta, yo llené el tanque antes de salir- respondió Joaquín.

- Entonces son las baterías- dijo Ornella, que aún observaba atentamente al hombre.

Juana comenzó a llamarlo, haciendo ademanes con las manos.

- ¡Vení amigo! ¡Te necesitamos!

- Se está acercando, está llegando- Informaba Ornella.

- N-e-c-e-s-i-t-a-m-o-s t-u a-y-u-d-a – le decía Juana, en un extraño idioma, al señor.

Ornella fue a llamar a los chicos, y les contó que había una persona en el suelo.

- ¡Es mucho mas grande que nosotros! – comentó Felipe al verlo.

- ¿Hablará Castellano? – preguntó Matias.

Juana abrió el capot de la nave y le dijo al hombre:

- ¡N-o t-i-e-n-e b-a-t-e-r-í-a! A-r-r-e-g-l-a-l-o.

El hombre miró con cara rara a los chicos porque Juanita acompañaba la charla con mímica, y eso le divertía mucho.

Finalmente metió su cabeza en la nave y como por arte de magia, la nave arrancó.

- ¡Nos vamos a casa!- gritó Felipe que hasta el momento no se le había pasado el miedo.

Se subieron corriendo a la nave y se fueron lo mas rápido posible.

- ¡ A casa!- gritaron los cinco a coro.

El viaje de vuelta fue mucho mas tranquilo que el de ida. Cuando llegaron corrieron a besar el pasto, que no existía, corrijo, que no existirá en el año 3.000.

Fin.
Delfina Deltin & Bruno Aschero.

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